textos tomados del Diario La República
del 19 de agosto de 2009
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¿Por qué, para dinamizar la economía, el Estado norteamericano compra armas en lugar de, por ejemplo, alimentos, que aliviarían la miseria de los miles de millones de hambrientos del mundo? Pues porque la producción en el capitalismo no tiene como finalidad satisfacer las necesidades de la gente sino hacer utilidades. Para la economía de mercado los únicos hambrientos que cuentan son los que tienen dinero para comprar sus alimentos, los demás no forman parte del mercado y su muerte no va a alterar al sistema: no se habla de crisis capitalista porque 20 mil personas mueren de hambre al día en el mundo (eso es lo normal en el sistema) sino porque las empresas no pueden hacer utilidades. Y si hay un exceso de alimentos éstos no pueden regalarse a los hambrientos, porque se produciría la caída de los precios agrícolas, y de las utilidades.
Es largamente sabido que durante la Gran Depresión de los años 30 se quemaban –o se echaban al mar– millones de toneladas de alimentos, pero lo que la mayoría ignora es que lo mismo se sigue haciendo hoy, y no sólo en tiempos de crisis, como la presente, sino en tiempos normales, como lo documentó Roberto Saviano en su extraordinario libro Gomorra, (México: Debate, 2008) al mostrar cómo la UE entró en relaciones con la Camorra napolitana para destruir la fruta producida en exceso por los agricultores europeos (p. 217).
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